martes, 14 de diciembre de 2010

EL MEDICO ANTE EL LABERINTO DE LA ETICA



Escrito hecho para los médicos que hacen de la medicina un apostolado en bien de la humanidad.


EL MEDICO ANTE EL LABERINTO DE LA ETICA


“Primun non nocere”
(Primero no dañar)


La Medicina es la Ciencia que ha estado al servicio de la humanidad, desde que surgió el primer hombre de las cavernas de Cromagnon hace más de 50 mil años. Desde entonces, cuando la historia no se escribía, por las pinturas rupestres sabemos que el primer Médico fue hechicero, que el poder de la magia y exorcismo ahuyentaba los espíritus malignos, que creía responsables de los males que afectaban a sus semejantes. Después, y ya hasta nuestros días, la lucha ha sido contra las bacterias, consideradas científicamente, como agentes etiológicos de la mayoría de las enfermedades. Pero en su largo transcurso histórico, el Médico no cumple con la ética inherente a esta Ciencia que da sustento filosófico al aforismo “Primun non nocere”, que simbolizaba la labor eficaz y noble del verdadero Médico Cirujano.

La historia de la Medicina nos dice que en la antigüedad, el incumplimiento a ese dogma ético, por Médicos ineptos e inmorales, se consideraba como acto de lesa-humanidad. Tal vez por eso, hacia 1760 a. de C., el rey Hammurabi de Babilonia promulgó un código para normar el ejercicio de aquellos Médicos que no cumplían con ese dogma sublime de la Medicina; por eso estableció sanciones contempladas en el antiguo principio oriental de “OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE”, hasta la amputación de las manos.

Es justo reconocer también, que en la actualidad la Medicina ha logrado elevar el promedio de vida con el descubrimiento de nuevas entidades patológicas - como el Sida - y de nuevos Medicamentos para combatirlas con éxito: así como proporcionar la herramienta para que el Médico rodeado de aparatos sofisticados llegue al diagnóstico fácil, pero alejado de la clínica que a través de los siglos, nos pone en contacto directo con el enfermo para oír junto a su cama la diminuta palabra, ¡Ay!, compañera inseparable del dolor.

También es un atentado a la ética, que ese adelanto y sofisticamiento de la Medicina, tienda a comercializarse cuando se anuncia en los medios de comunicación como mercancía, que las más de las veces, no está al alcance de “LOS POBRES DE LA TIERRA”, que son los que más se enferman porque trabajan mucho, ganan poco y comen mal.

Hoy, en nuestro entorno, hay clínicas que en su afán de lucro, han convertido sus quirófanos en despiadadas carnicerías, sin importarles el ejemplo lúcido y humanitario de Médicos como Bernardo Peña, Raúl Argudín y Ernesto Parada señor con tanta calidad moral, como académica. Esta Triada de Médicos de gratos recuerdos en la Campiña Tuxtleco y en los llanos de Isla y Rodríguez Clara, son dignos ejemplos en una época tan difícil para ser Médico, para ejercer la profesión, pues los medios de comunicación y también la incomprensión fueron obstáculos en su lucha tenaz contra las enfermedades. Muchas veces los vimos en sus cabalgaduras como mosqueteros sin espadas, pero con el maletín colgado en los bolines de la montura.

Yo me siento feliz al recordarlos, porque también tuve la dicha de ver el espumarajo en la boca de mi caballo, y con mi maletín en ristre, sentir la vibración de sus hercúleos lomos que me hacía sentirme más hombre, para ser más Médico.

Ojalá que los Médicos de hoy, entiendan que la ética hace que la Medicina sea la Ciencia que está más cerca de Dios, cuando estamos viviendo una época en que nos fustiga la “EPIDEMIA DE LA POBREZA”.

Quiero recordar en forma muy especial al Dr. Pedro Rendón, Ilustre Jalapeño que tuvo la brillante idea de señalar en el calendario, el 23 de octubre como el día del Médico. En un magnífico ensayo de Roberto Williams, encontramos en detalle, la semblanza de este Médico que conquistó el sumo bien de la inmortalidad.

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