martes, 14 de diciembre de 2010

EL MILAGRO DEL TEPEYAC


En honor a la Reyna de México “Santa María de Guadalupe”, el Dr. Salvador Navarrete Gómez, fiel devoto, escribió lo siguiente, hace 3 años (un año antes de fallecer):

“… Y tu….señora,
con el milagro de las rosas,
tu nombre regalas a mi esposa”.

Dr. SALVADOR NAVERRETE GOMEZ


Hace 479 años fue el encuentro-místico convertido en milagro- de la Virgen de Guadalupe con el Indio Juan Diego en el Cerro del Tepeyac. Este acontecimiento de enorme dimensión espiritual, ha ocasionado controversias entre el Clero y Científicos para comprobar la autenticidad de la Virgen, que al final, la verdad se refleja en sus ojos y en rostro divino.
La presencia de su imagen se encuentra en muchos hogares de nuestra Patria; pero también en los pueblos conquistados por España, que la aman con fervor Guadalupano, reconocido por El Vaticano, donde tiene una capilla debajo de la tumba de San Pedro, como reconocimiento a su Santidad Inmaculada.
A través del tiempo esperó pacientemente la CANONIZACIÓN de Juan Diego, protagonista importante de este evento que el 12 de Diciembre ilumina el cielo de México con el resplandor de los juegos pirotécnicos, que tradicionalmente motivan el regocijo popular y la marcha de peregrinos que ocurren a venerarla en la Basílica Inmortal, que en Diciembre de 1500 empezó a aparecérsele a Juan Diego en El Tepeyac. Ahí fue el encuentro de la Divina y Celestial Patrona de la Hispanidad con el Casto y Humilde Indio que bautizado y convertido al Catolicismo, no se sentía muy bien con el nombre, porque creía en los DIOSES DE PIEDRA que la conquista convirtió en escombros y ruinas, entonces se llamaba CUAUHTLATOAZIN, geonimia náhuatl que significa: “EL QUE HABLA COMO ÁGUILA”.Tal vez el indito dócil y bondadoso en la soledad de su jacal en Cuauhtitlán aprendió el graznido de las águilas que también vieron con pavor rodar por tierra a Huitzilopochtli y todos los Dioses de su raza, con tanta visión histórica, el desaparecido Expresidente José López Portillo ha llamado “EL SÍNDROME DE MOCTEZUMA”.
A Fray Juan de Zumárraga le tocó en suerte este suceso de fe religioso, porque siendo el primer Obispo de la Nueva España, varias veces oyó el mensaje de la Divina Reina del Tepeyac, en los labios de Juan Diego, que ante duda y suspicacia del Obispo, retornaba al encuentro de su Niña, Muchachita, Patroncita, suplicándole que enviara a otro para que le hiciera la Ermita porque a él no le creía el prelado: pero el predestinado fue “EL VECTOR INDIO”, encarnado en la castidad y bondad de Juan Diego para consumar la conquista espiritual de la Nueva España.
Fue hasta el 12 de Diciembre de 1531 cuando se convenció Fray Juan de Zumàrraga de “EL MILAGRO DE LAS ROSAS”, bella expresión poética de Alfonso Junco, que en la pequeña dimensión de un solo verso describe la prodigiosa aparición de la Perfecta Virgen, que mandó a Juan Diego a cortar flores que habían nacido en la Cumbre del Cerro entre nopales, mesquites y huizaches, que a pesar de la aridez eran perfumadas y fragantes. Las colocó en la tilma de su indito querido para que las llevara como prueba a Zumárraga; al caer las flores cuando extendió su “Milagroso Ayate” Juan Diego, apareció la imagen de la Virgen Morena ante el Obispo que quedó convencido del milagro que a mas de 470 años se conserva intacta la imagen de la Virgen, fenómeno considerado como sobrenatural por algunos investigadores, que han revelado el material del ayate y los colorantes de la imagen que no pertenecen al reino animal, vegetal ni mineral.
El Obispo Zumárraga- de rodillas- pidió perdón a la imagen inmaculada y cumplió con sus deseos: construir la Ermita ante los reclamos del casto indígena que exigía para su Niña Celestial, que hoy 12 de Diciembre congrega millones de feligreses Guadalupanos en exuberante alegría, y otro pidiéndole el milagro que alivia sus males y penas.

Protagonista importante en este sublime acontecimiento fue Fray Juan de Zumárraga, que inmortalizó su nombre: pero antes de ser considerado como Franciscano Probo Protector de los Indios, cuando muchos historiadores lo consideran como el inquisidor mas cruel de la Santa Inquisición, pues destruyó gran cantidad de antigüedades y manuscritos indígenas, culminando su crueldad al incinerar vivo a Don Carlos, Cacique de Texcoco y Descendiente de Netzahualcóyotl. En cambio Juan Diego, vínculo principal de “EL MILAGRO DE LAS ROSAS”, exageradamente casto que dormía de espaldas con su esposas María Lucía; por eso tocó las puertas del cielo para recibir la Canonización justa que exigió la Virgen de Guadalupe, Madre del Catolicismo mexicano. Juan Diego fue la antítesis de aquel soldado español que vino con Cortés, del que Bernal Díaz del Castillo solo recuerda su apellido: Álvarez, que en poco tiempo, con erotismo exagerado tuvo treinta hijos en mujeres indígenas de Anàhuac.

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